por Jon Juanma**
Dicen que la mente funciona por asociaciones. Al saber que Cayo volvería a Torrevieja recordé la figura de Cayo Graco, tribuno que defendió a los sectores populares en la Antigua Roma. Pero al acordarme de Roma, mi mente se inundó de escenas de una inolvidable película protagonizaba por Kirk Douglas. Efectivamente, estoy hablando de Espartaco, el gladiador que junto a otros esclavos se rebeló contra la esclavitud. En la historia real la rebelión duró dos años en los que derrotaron al ejército romano en seis ocasiones. A la séptima fueron vencidos y miles de rebeldes fueron crucificados públicamente para que a ningún esclavo más se le ocurriera rebelarse. Entonces, ¿toda aquella lucha no sirvió para nada? Al contrario, por miedo a otras rebeliones la clase dirigente permitió avances. Se produjeron reformas legales que mejoraron la durísima vida de los esclavos. Pero, ¿por qué estos avances nos saben a tan poco? ¡Porque seguían siendo esclavos! Y hoy la esclavitud, con razón, nos parece una brutalidad.
En la actualidad los que trabajamos ya no somos esclavos de nuestros jefes… ¡bueno!, entiéndase, al menos no somos parte de su propiedad como una silla, un coche o un perro. No nos pueden vender, pero siguen viviendo de nuestro esfuerzo y la sociedad sigue dividida en clases: ahora capitalistas contra trabajadores. Pues igual que hoy a la inmensa mayoría nos parece una brutalidad la vida de un esclavo del mundo antiguo, en un futuro nos parecerá una brutalidad la vida de los trabajadores en el mundo actual. Los humanos del futuro estudiarán horrorizados cómo nos quedamos sin trabajo, sin casa, sin comida, sin acceso a la educación o a la sanidad por garantizar los beneficios de las empresas y los bancos de una clase. Afortunadamente no hace falta visitar ese futuro más evolucionado para horrorizarse. A algunos ya nos parece una salvajada y por eso estamos aquí reunidos. ¿Servirá de algo nuestra rebeldía en un presente bárbaro? Por supuesto, los logros del futuro, en nuestra vida o en la sociedad, se construyen con los peldaños que subimos cada día.
Nosotros no somos, o no deberíamos ser, como otros partidos de reciente y mediática creación que venden esperanzas como las empresas venden sus productos en televisión. Les ponen nuevo envoltorio y dicen “vóteme porque soy más joven y fresco, vóteme y se acabarán sus problemas”. No. Nosotros sabemos que mientras exista el capitalismo seguirán existiendo crisis, paro, hambre, guerras y el resto de injusticias que todos conocemos. Podrán cambiar las caras de los multimillonarios o la de aquellos políticos que obedientemente les sirven, pero seguirán existiendo clases. La ley seguirá sonriendo a quien tenga más dinero. El teatro de nuestra sociedad seguirá llamándose capitalismo y por eso cada día los asalariados irán a trabajar sin saber si el próximo mes conservarán su puesto en la empresa, si el jefe les hablará mal, si tendrán que hacer horas extras o si podrán tomarse las vacaciones que las leyes aseguran garantizarles. En definitiva, seguirá existiendo la explotación de los trabajadores por el conjunto de la clase dominante. Seguirán contando más los beneficios de unos pocos que el bienestar de la mayoría. Y eso no lo cambiará un voto. Ni por Izquierda Unida ni por nadie.
Sólo cambiará cuando la mayoría deje de votar a los que venden humo prometiéndonos una vida digna dentro de un sistema explotador. Del mismo modo que no se puede gestionar el esclavismo para que los esclavos sean libres, no se puede gestionar el capitalismo para que las empresas no aplasten los derechos de la mayoría cuando éstos pongan en riesgo sus beneficios. Votar a los compañeros de Izquierda Unida es un paso necesario de los muchos que debemos dar para construir una sociedad superior. Pero el único modo de que las cosas cambien de verdad es que construyamos una sociedad sin clases, donde el trabajo y sus frutos se repartan entre todos, donde la tecnología sirva para reducir la jornada laboral y donde la democracia no sea una extraña que nos visita una vez cada cuatro años. Ese futuro se llama socialismo y lo sepamos o no, lo construimos desde las luchas del presente, como los esclavos o los siervos rebeldes construyeron lo mejor de nuestra sociedad con sus esfuerzos del pasado.
Torrevieja ha sido tradicionalmente una tierra de pescadores, de trabajadores de la mar que dejaban el calor de sus hogares para faenar y traer el sustento a casa. Hoy hay menos pescadores pero siguen existiendo más trabajadores que señoritos. Todos trabajan duro para sobrevivir con sus familias: camareros, dependientas, transportistas, limpiadores, profesoras, autónomos, pequeños empresarios y un largo etcétera. Sin embargo, cuando llegan las elecciones Torrevieja se vuelve de nuevo un pueblo de pescadores. Muchos quieren pescar votos y otros pocos quieren pescar futuros pescadores para que a nadie le falten peces. Los que pescan votos, votos comerán y otros les darán su vil sustento a cambio del engaño colectivo. Los que enseñan a pescar peces serán los más queridos por el pueblo.
El futuro socialista no es una utopía sino un proceso en construcción que se acerca cuando trabajamos para que cada vez más personas entiendan su necesidad, la compartan y lo traigan al presente. Cuando salimos a faenar por ese futuro, me gusta saber que voy en un barco lleno de pescadores que luchan por arribar a una orilla mejor. Así ha avanzado la humanidad durante siglos. No hay atajos, sólo ilusión y esfuerzo. No os dejéis engañar por nadie, porque sólo de nuestro trabajo de concienciación e implicación política podemos esperar frutos. No esperéis que nadie os resuelva la papeleta invitándoos a que metáis la suya en la urna. Sois trabajadores, os pasáis la vida trabajando para otros, no sed ingenuos. ¿Acaso los empresarios hacen vuestro trabajo en la empresa? ¿Por qué lo van a hacer desde la política? Trabajad por vuestros sueños y no olvidad quiénes son vuestros compañeros de viaje. Aquí me siento entre compañeros. Por eso este domingo y cualquiera que venga no votaré por nadie que no lo sea, no votaré por nadie que no represente a la clase trabajadora. No queremos votos ni peces para que unos pocos sigan engordando con nuestro sacrificio. Queremos trabajadores y trabajadoras concienciados, pescadores de futuro. El domingo sólo es un puerto más de un largo viaje, pero cada puerto cuenta para llegar a nuestro destino.
_____
* El presente artículo fue la reflexión que realicé al inicio del acto central de campaña en Torrevieja, con la visita de Cayo Lara al municipio el 20 de mayo de 2015. En el mitin intervinieron también los siguientes compañeros: Marga Sanz (Coordinadora de Esquerra Unida País Valencià), Víctor Ferrández (Coordinador de Izquierda Unida Torrevieja y candidato a la alcaldía) y Esther Barceló (cabeza de lista de EUPV por la circunscripción de Alicante).
** Jon Juanma es el seudónimo artístico de Jon E. Illescas Martínez, Licenciado en Bellas Artes y Doctor en Sociología y Comunicación. Correo: jonjuanma@gmail.com Blog:http://jonjuanma.blogspot.com.es/
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Última actualización: 22 mayo de 2015 por Otros Colaboradores
Pescadores de futuro (Posicionamiento electoral ante el 24M)
por Jon Juanma**
Dicen que la mente funciona por asociaciones. Al saber que Cayo volvería a Torrevieja recordé la figura de Cayo Graco, tribuno que defendió a los sectores populares en la Antigua Roma. Pero al acordarme de Roma, mi mente se inundó de escenas de una inolvidable película protagonizaba por Kirk Douglas. Efectivamente, estoy hablando de Espartaco, el gladiador que junto a otros esclavos se rebeló contra la esclavitud. En la historia real la rebelión duró dos años en los que derrotaron al ejército romano en seis ocasiones. A la séptima fueron vencidos y miles de rebeldes fueron crucificados públicamente para que a ningún esclavo más se le ocurriera rebelarse. Entonces, ¿toda aquella lucha no sirvió para nada? Al contrario, por miedo a otras rebeliones la clase dirigente permitió avances. Se produjeron reformas legales que mejoraron la durísima vida de los esclavos. Pero, ¿por qué estos avances nos saben a tan poco? ¡Porque seguían siendo esclavos! Y hoy la esclavitud, con razón, nos parece una brutalidad.
En la actualidad los que trabajamos ya no somos esclavos de nuestros jefes… ¡bueno!, entiéndase, al menos no somos parte de su propiedad como una silla, un coche o un perro. No nos pueden vender, pero siguen viviendo de nuestro esfuerzo y la sociedad sigue dividida en clases: ahora capitalistas contra trabajadores. Pues igual que hoy a la inmensa mayoría nos parece una brutalidad la vida de un esclavo del mundo antiguo, en un futuro nos parecerá una brutalidad la vida de los trabajadores en el mundo actual. Los humanos del futuro estudiarán horrorizados cómo nos quedamos sin trabajo, sin casa, sin comida, sin acceso a la educación o a la sanidad por garantizar los beneficios de las empresas y los bancos de una clase. Afortunadamente no hace falta visitar ese futuro más evolucionado para horrorizarse. A algunos ya nos parece una salvajada y por eso estamos aquí reunidos. ¿Servirá de algo nuestra rebeldía en un presente bárbaro? Por supuesto, los logros del futuro, en nuestra vida o en la sociedad, se construyen con los peldaños que subimos cada día.
Nosotros no somos, o no deberíamos ser, como otros partidos de reciente y mediática creación que venden esperanzas como las empresas venden sus productos en televisión. Les ponen nuevo envoltorio y dicen “vóteme porque soy más joven y fresco, vóteme y se acabarán sus problemas”. No. Nosotros sabemos que mientras exista el capitalismo seguirán existiendo crisis, paro, hambre, guerras y el resto de injusticias que todos conocemos. Podrán cambiar las caras de los multimillonarios o la de aquellos políticos que obedientemente les sirven, pero seguirán existiendo clases. La ley seguirá sonriendo a quien tenga más dinero. El teatro de nuestra sociedad seguirá llamándose capitalismo y por eso cada día los asalariados irán a trabajar sin saber si el próximo mes conservarán su puesto en la empresa, si el jefe les hablará mal, si tendrán que hacer horas extras o si podrán tomarse las vacaciones que las leyes aseguran garantizarles. En definitiva, seguirá existiendo la explotación de los trabajadores por el conjunto de la clase dominante. Seguirán contando más los beneficios de unos pocos que el bienestar de la mayoría. Y eso no lo cambiará un voto. Ni por Izquierda Unida ni por nadie.
Sólo cambiará cuando la mayoría deje de votar a los que venden humo prometiéndonos una vida digna dentro de un sistema explotador. Del mismo modo que no se puede gestionar el esclavismo para que los esclavos sean libres, no se puede gestionar el capitalismo para que las empresas no aplasten los derechos de la mayoría cuando éstos pongan en riesgo sus beneficios. Votar a los compañeros de Izquierda Unida es un paso necesario de los muchos que debemos dar para construir una sociedad superior. Pero el único modo de que las cosas cambien de verdad es que construyamos una sociedad sin clases, donde el trabajo y sus frutos se repartan entre todos, donde la tecnología sirva para reducir la jornada laboral y donde la democracia no sea una extraña que nos visita una vez cada cuatro años. Ese futuro se llama socialismo y lo sepamos o no, lo construimos desde las luchas del presente, como los esclavos o los siervos rebeldes construyeron lo mejor de nuestra sociedad con sus esfuerzos del pasado.
Torrevieja ha sido tradicionalmente una tierra de pescadores, de trabajadores de la mar que dejaban el calor de sus hogares para faenar y traer el sustento a casa. Hoy hay menos pescadores pero siguen existiendo más trabajadores que señoritos. Todos trabajan duro para sobrevivir con sus familias: camareros, dependientas, transportistas, limpiadores, profesoras, autónomos, pequeños empresarios y un largo etcétera. Sin embargo, cuando llegan las elecciones Torrevieja se vuelve de nuevo un pueblo de pescadores. Muchos quieren pescar votos y otros pocos quieren pescar futuros pescadores para que a nadie le falten peces. Los que pescan votos, votos comerán y otros les darán su vil sustento a cambio del engaño colectivo. Los que enseñan a pescar peces serán los más queridos por el pueblo.
El futuro socialista no es una utopía sino un proceso en construcción que se acerca cuando trabajamos para que cada vez más personas entiendan su necesidad, la compartan y lo traigan al presente. Cuando salimos a faenar por ese futuro, me gusta saber que voy en un barco lleno de pescadores que luchan por arribar a una orilla mejor. Así ha avanzado la humanidad durante siglos. No hay atajos, sólo ilusión y esfuerzo. No os dejéis engañar por nadie, porque sólo de nuestro trabajo de concienciación e implicación política podemos esperar frutos. No esperéis que nadie os resuelva la papeleta invitándoos a que metáis la suya en la urna. Sois trabajadores, os pasáis la vida trabajando para otros, no sed ingenuos. ¿Acaso los empresarios hacen vuestro trabajo en la empresa? ¿Por qué lo van a hacer desde la política? Trabajad por vuestros sueños y no olvidad quiénes son vuestros compañeros de viaje. Aquí me siento entre compañeros. Por eso este domingo y cualquiera que venga no votaré por nadie que no lo sea, no votaré por nadie que no represente a la clase trabajadora. No queremos votos ni peces para que unos pocos sigan engordando con nuestro sacrificio. Queremos trabajadores y trabajadoras concienciados, pescadores de futuro. El domingo sólo es un puerto más de un largo viaje, pero cada puerto cuenta para llegar a nuestro destino.
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* El presente artículo fue la reflexión que realicé al inicio del acto central de campaña en Torrevieja, con la visita de Cayo Lara al municipio el 20 de mayo de 2015. En el mitin intervinieron también los siguientes compañeros: Marga Sanz (Coordinadora de Esquerra Unida País Valencià), Víctor Ferrández (Coordinador de Izquierda Unida Torrevieja y candidato a la alcaldía) y Esther Barceló (cabeza de lista de EUPV por la circunscripción de Alicante).
** Jon Juanma es el seudónimo artístico de Jon E. Illescas Martínez, Licenciado en Bellas Artes y Doctor en Sociología y Comunicación. Correo: jonjuanma@gmail.com Blog:http://jonjuanma.blogspot.com.es/
Categoría: Elecciones, Opinión Etiquetas: elecciones, Izquierda, Jon Juanma, locales, partidos políticos
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