El domingo 4 de febrero se celebró un plebiscito en Chile con la pregunta de si se aprobaba la nueva constitución política para el país, salida de una asamblea constituyente. Con una participación especialmente elevada para Chile, un 85,81 %, se ha rechazado de forma clara la carta magna: 61,86 % de NO.

El NO ha cosechado unos 7,88 millones de votos (61,86 %), más de 3 millones de votos por encima del SÍ, que se ha quedado en 4,86 millones (38,14 %). Los votos nulos y blancos (que no se cuentan para los porcentajes anteriores) a duras penas superan el 2 % de los votos emitidos, con lo que está claro que la gente que ha ido a votar se ha decantado por una de las dos opciones.

El proceso constituyente en Chile partió de una reivindicación social fuerte en contra de una normativa heredera de la dictadura y como «solución» a los diversos problemas estructurales del país. Se convocó un plebiscito en 2020 para preguntar si se quería la convocatoria de una Convención Constitucional específica para la elaboración del texto, que se sometería a un referendo aprobatorio. En esa convocatoria, la participación fue baja y el sí ganó con amplia mayoría. En 2021 se celebraron las elecciones a esta asamblea constituyente, con una organización particular que daba voz a los pueblos originarios (17 de 155 escaños). Estas elecciones tuvieron una baja participación (41,51 %), la cámara acabó con una mayoría de centroizquerda e izquierda.

Hasta abril, las encuestas daban como ganador al SÍ, aunque el apoyo iba claramente descendiendo, desde la convocatoria oficial del referendo comenzó la campaña en favor de la participación pero también creció sustancialmente la campaña por el NO. En la recta final, el NO se imponía de forma clara pero, incluso, lo hacía por debajo del resultado electoral del domingo.

Esto significa que en Chile continuará vigente la actual constitución y supone un duro golpe para el actual gobierno, que apostaba claramente por el SÍ al nuevo texto constitucional.