El pasado domingo 14 de febrero se celebraron las elecciones para elegir el parlamento autonómico en Cataluña. Dicho parlamento es quien elige al gobierno regional. 135 escaños en disputa en un territorio con un gobierno provisional disuelto de forma «automática» al no haberse reemplazado al presidente saliente, Joaquim Torra i Pla, tras una sentencia que lo inhabilitó.
Con la tercera ola en marcha, el gobierno provisional intentó que se aplazaran los comicios. El tribunal competente recordó que ese gobierno no tenía competencias para el retraso, ni por los límites del estado de alarma en vigor ni por la forma en que se habían convocado las elecciones (automáticas, al no elegir el Parlament el reemplazo a Torra.
Con este panorama, se produjeron unas elecciones que han supuesto un absoluto desplome de la participación. Aunque el voto por correo batió toda marca existente, estuvo lejos de cubrir el hueco de las personas que simplemente decidieron no participar en la llamada «fiesta de la democracia», por más propaganda sobre las condiciones sanitarias de los establecimientos donde se ha votado.
La participación ha sido de 53,54 %, frente a la conseguida hace 4 años de 79,09 %. Es cierto que la de 2017 también fue particularmente alta y especial (en un contexto de intervención por parte del gobierno central sobre la autonomía), pero venía de una escalada en la participación iniciada en 2012. Esta es la peor participación de toda la democracia autonómica en Cataluña (aunque muy poco por debajo de 1992).
Los resultados son, a la vez, parecidos y diferentes a 2017. Ha ganado una fuerza no independentista que tal vez no consiga gobernar. En 2017 fue Ciudadanos (Ciutadans, Cs), esta vez fue la formación comandada por el exministro de sanidad Illa, el Partido de los Socialistas de Cataluña (Partit dels Socialistes de Catalunya, PSC); los partidos soberanistas tienen mayoría absoluta (y, esta vez, superan el 50 % de los votos válidos), aunque ha cambiado el partido ganador entre estos, así, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) se coloca en primer lugar y Junts per Catalunya (por cierto, en 2017 este nombre era el de la coalición, ahora es el partido el solitario, su anterior socio principal no ha conseguido representación por su cuenta).
Pero es difícil comparar los resultados con las anteriores elecciones dado es desplome de la participación, sobre todo si hablamos de «votos» (muy pocos partidos han sumado), si hablamos de porcentajes sí podríamos comparar algo mejor.
Comencemos por el vencedor que tal vez no consiga gobernar. El PSC pasa de ser el cuarto partido en el parlamento de Cataluña al primero tras aumentar en más de nueve puntos y colocarse con el 23,04 % de los votos válidos, lo que le ha servido para ganar en Barcelona y sumar 33 escaños (16 más de los que tenía). Es la tercera vez que este partido gana en Cataluña, la primera que, además, tiene más escaños (bueno, empata en escaños con la segunda fuerza, pero al menos no se queda por detrás). El PSC ya ha gobernado dos veces en coalición. Este es de las pocas formaciones representadas que han ganado votos.
ERC, con el actual presidente en funciones de la comunidad como candidato, Pere Aragonès, por su lado, mantiene su segundo lugar. Mejora en un escaño y empata con 33 asientos con el PSC. Mantiene su porcentaje de votos (ha perdido unas décimas) siendo el 21,30 %. Eso sí, se ha dejado un tercio de sus papeletas. En las elecciones anteriores, ERC se presentó con un socio que en estas ha apoyado a Junts. Ganó en Tarragona.
Laura Borràs era la cabeza visible de la candidatura de Junts, partido que dejó de ser una coalición para ser el nombre de un partido (esto es, ya lo era, pero ha pasado de partido instrumental dentro de una coalición a partido independiente), en el camino se dejó a su principal socio (PDeCAT). Como partido, pasó a tener 32 curules y el 20,04 %, si lo comparamos con los resultados de la coalición donde participaba, esto supone una pérdida de 2 escaños y una disminución de algo más de 1,6 puntos (y un tercio de votos menos). Es la formación más votada en Lleida y Girona.
Como cuarta fuerza entra el filofascista Vox, comandado por Ignacio Garriga, que consigue agrupar a la derecha españolista con más de 217 mil votos (el 7,69 %) con lo que ocupará 11 lugares en el parlamento. Ha obtenido representación en todas las circunscripciones.
Una fuerza independentista cuyo apoyo fue crucial para investir el gobierno de coalición de Junts y ERC, la Candidatura d’Unitat Popular (CUP), perdiendo un poco de votos mejora en porcentaje (hasta el 6,67 %) y duplica su presencia en el hemiciclo, pasando de 4 escaños a 9 curules. La CUP presentaba a Dolors Sabater como cabeza. Si ERC consigue formar gobierno con Junts, el apoyo de la CUP puede ser clave. Tiene escaño en todas las provincias.
Una formación que se ha mantenido en escaños (8), a pesar de perder un poco de apoyo (tanto votos como porcentaje) es En Comú Podem (ECP) de Jéssica Albiach, gracias al 6,87 % de los votos (sí, por encima de la CUP). Solo tiene representación en Barcelona y Tarragona.
Ciudadanos, partido que ganó en las elecciones de 2017, sufre el mayor desplome visto en las elecciones catalanas. Ahora, con la dirección de Carlos Carrizosa, ha pasado de 36 a solo 6 escaños tras una caída de 19,78 puntos, colocándose en el 5,57 % del apoyo y dejándose más de novecientos mil votos. Mantiene gente electa en Tarragona y Barcelona.
Por último, el Partido Popular Catalán (Partit Popular Català, PPC) con Alejandro Fernández no ha conseguido ser el partido receptor de los votos de Ciudadanos, más bien, ha perdido apoyo (unas décimas, es cierto, pero es que y tenía poco apoyo) y se queda con el 3,85 %, manteniendo 3 curules. Solo tiene representantes electos en Barcelona.
Tal vez el otro gran perdedor de la jornada, al lado de Ciudadanos, es el Partit Demòcrata Europeu Català (PDeCAT), partido considerado sucesor de CDC, que ha gobernado Cataluña hasta hace nada. En las pasadas autonómicas, así como en las últimas generales, se presentaron dentro de Junts, coalición impulsada por el propio PDeCAT para tener un ámbito más «atrapalotodo» que la propia PDeCAT… es curioso cómo la marca electoral se sublevó contra una de sus partes y el partido ha acabado fuera del parlamento catalán. El 2,51 % conseguido no le da para entrar en repartos, con lo que la candidatura dirigida por Àngels Chacón queda como fuerza extraparlamentaria.
La cuestión en el fondo es si ERC volverá a pactar un gobierno inestable con Junts o hará un gobierno inestable con el PSC, si ERC aceptará seguir siendo el segundo o querrá dirigir, si la CUP o ECP quieren (y consiguen) más presencia que ser simplemente una fuerza que apoya al gobierno desde el parlamento.
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Publicada el: 15 febrero de 2021 por Rodríguez Arias José María
Elecciones en Cataluña: parlamento dividido
El pasado domingo 14 de febrero se celebraron las elecciones para elegir el parlamento autonómico en Cataluña. Dicho parlamento es quien elige al gobierno regional. 135 escaños en disputa en un territorio con un gobierno provisional disuelto de forma «automática» al no haberse reemplazado al presidente saliente, Joaquim Torra i Pla, tras una sentencia que lo inhabilitó.
Con la tercera ola en marcha, el gobierno provisional intentó que se aplazaran los comicios. El tribunal competente recordó que ese gobierno no tenía competencias para el retraso, ni por los límites del estado de alarma en vigor ni por la forma en que se habían convocado las elecciones (automáticas, al no elegir el Parlament el reemplazo a Torra.
Con este panorama, se produjeron unas elecciones que han supuesto un absoluto desplome de la participación. Aunque el voto por correo batió toda marca existente, estuvo lejos de cubrir el hueco de las personas que simplemente decidieron no participar en la llamada «fiesta de la democracia», por más propaganda sobre las condiciones sanitarias de los establecimientos donde se ha votado.
La participación ha sido de 53,54 %, frente a la conseguida hace 4 años de 79,09 %. Es cierto que la de 2017 también fue particularmente alta y especial (en un contexto de intervención por parte del gobierno central sobre la autonomía), pero venía de una escalada en la participación iniciada en 2012. Esta es la peor participación de toda la democracia autonómica en Cataluña (aunque muy poco por debajo de 1992).
Los resultados son, a la vez, parecidos y diferentes a 2017. Ha ganado una fuerza no independentista que tal vez no consiga gobernar. En 2017 fue Ciudadanos (Ciutadans, Cs), esta vez fue la formación comandada por el exministro de sanidad Illa, el Partido de los Socialistas de Cataluña (Partit dels Socialistes de Catalunya, PSC); los partidos soberanistas tienen mayoría absoluta (y, esta vez, superan el 50 % de los votos válidos), aunque ha cambiado el partido ganador entre estos, así, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) se coloca en primer lugar y Junts per Catalunya (por cierto, en 2017 este nombre era el de la coalición, ahora es el partido el solitario, su anterior socio principal no ha conseguido representación por su cuenta).
Pero es difícil comparar los resultados con las anteriores elecciones dado es desplome de la participación, sobre todo si hablamos de «votos» (muy pocos partidos han sumado), si hablamos de porcentajes sí podríamos comparar algo mejor.
Comencemos por el vencedor que tal vez no consiga gobernar. El PSC pasa de ser el cuarto partido en el parlamento de Cataluña al primero tras aumentar en más de nueve puntos y colocarse con el 23,04 % de los votos válidos, lo que le ha servido para ganar en Barcelona y sumar 33 escaños (16 más de los que tenía). Es la tercera vez que este partido gana en Cataluña, la primera que, además, tiene más escaños (bueno, empata en escaños con la segunda fuerza, pero al menos no se queda por detrás). El PSC ya ha gobernado dos veces en coalición. Este es de las pocas formaciones representadas que han ganado votos.
ERC, con el actual presidente en funciones de la comunidad como candidato, Pere Aragonès, por su lado, mantiene su segundo lugar. Mejora en un escaño y empata con 33 asientos con el PSC. Mantiene su porcentaje de votos (ha perdido unas décimas) siendo el 21,30 %. Eso sí, se ha dejado un tercio de sus papeletas. En las elecciones anteriores, ERC se presentó con un socio que en estas ha apoyado a Junts. Ganó en Tarragona.
Laura Borràs era la cabeza visible de la candidatura de Junts, partido que dejó de ser una coalición para ser el nombre de un partido (esto es, ya lo era, pero ha pasado de partido instrumental dentro de una coalición a partido independiente), en el camino se dejó a su principal socio (PDeCAT). Como partido, pasó a tener 32 curules y el 20,04 %, si lo comparamos con los resultados de la coalición donde participaba, esto supone una pérdida de 2 escaños y una disminución de algo más de 1,6 puntos (y un tercio de votos menos). Es la formación más votada en Lleida y Girona.
Como cuarta fuerza entra el filofascista Vox, comandado por Ignacio Garriga, que consigue agrupar a la derecha españolista con más de 217 mil votos (el 7,69 %) con lo que ocupará 11 lugares en el parlamento. Ha obtenido representación en todas las circunscripciones.
Una fuerza independentista cuyo apoyo fue crucial para investir el gobierno de coalición de Junts y ERC, la Candidatura d’Unitat Popular (CUP), perdiendo un poco de votos mejora en porcentaje (hasta el 6,67 %) y duplica su presencia en el hemiciclo, pasando de 4 escaños a 9 curules. La CUP presentaba a Dolors Sabater como cabeza. Si ERC consigue formar gobierno con Junts, el apoyo de la CUP puede ser clave. Tiene escaño en todas las provincias.
Una formación que se ha mantenido en escaños (8), a pesar de perder un poco de apoyo (tanto votos como porcentaje) es En Comú Podem (ECP) de Jéssica Albiach, gracias al 6,87 % de los votos (sí, por encima de la CUP). Solo tiene representación en Barcelona y Tarragona.
Ciudadanos, partido que ganó en las elecciones de 2017, sufre el mayor desplome visto en las elecciones catalanas. Ahora, con la dirección de Carlos Carrizosa, ha pasado de 36 a solo 6 escaños tras una caída de 19,78 puntos, colocándose en el 5,57 % del apoyo y dejándose más de novecientos mil votos. Mantiene gente electa en Tarragona y Barcelona.
Por último, el Partido Popular Catalán (Partit Popular Català, PPC) con Alejandro Fernández no ha conseguido ser el partido receptor de los votos de Ciudadanos, más bien, ha perdido apoyo (unas décimas, es cierto, pero es que y tenía poco apoyo) y se queda con el 3,85 %, manteniendo 3 curules. Solo tiene representantes electos en Barcelona.
Tal vez el otro gran perdedor de la jornada, al lado de Ciudadanos, es el Partit Demòcrata Europeu Català (PDeCAT), partido considerado sucesor de CDC, que ha gobernado Cataluña hasta hace nada. En las pasadas autonómicas, así como en las últimas generales, se presentaron dentro de Junts, coalición impulsada por el propio PDeCAT para tener un ámbito más «atrapalotodo» que la propia PDeCAT… es curioso cómo la marca electoral se sublevó contra una de sus partes y el partido ha acabado fuera del parlamento catalán. El 2,51 % conseguido no le da para entrar en repartos, con lo que la candidatura dirigida por Àngels Chacón queda como fuerza extraparlamentaria.
La cuestión en el fondo es si ERC volverá a pactar un gobierno inestable con Junts o hará un gobierno inestable con el PSC, si ERC aceptará seguir siendo el segundo o querrá dirigir, si la CUP o ECP quieren (y consiguen) más presencia que ser simplemente una fuerza que apoya al gobierno desde el parlamento.
Categoría: Elecciones, España, Resultados Etiquetas: Cataluña, elecciones, elecciones regionales, regionales, resultados
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